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Entre el 1% y el 3% de todos los casos de cáncer afectan a los niños. Desde hace años, las terapias disponibles para el tratamiento de estos pacientes han permitido mejorar significativamente las tasas de supervivencia así como la calidad de vida de los afectados, pese a lo cuál sigue siendo la segunda causa de muerte entre el primero y los 14 años de vida. Entre los motivos para la esperanza, las estadísticas que dicen que hasta el 76% de los casos pueden curarse, llegando hasta el 90% en algunos diagnósticos concretos.
Entre el primer y cuarto año de vida es cuando aparecen la mayor parte de las neoplasias infantiles, que afectan con más frecuencia a los niños que a las niñas. Ante la sospecha de un cáncer, los especialistas realizan una serie de pruebas para determinar de qué tipo de tumor se trata y ver hasta dónde se ha extendido la enfermedad. Para ello realizan analíticas, estudios radiológicos y otras más específicas. El diagnóstico final depende del microscopio; es decir, hay que estudiar el tejido enfermo mediante una biopsia, estudiar la médula ósea y esperar al resultado del estudio de anatomía patológica. Sólo entonces se puede confirmar el diagnóstico de un cáncer y seleccionar a partir de ahí el mejor tratamiento para cada paciente. |
lunes, 14 de marzo de 2011
EL CANCER INFANTIL - Nota I
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